Editorial
"Nada convence más que la puta verdad"
10 de diciembre de 1998
¿De qué otra cosa podemos hablar en el Editorial de hoy si no es de las elecciones del pasado 6 de diciembre?
De muchas otras cosas, seguro, pero en todos los medios de comunicación, en cualquier conversación oída al pasar, en cada comentario, no se hace más que hablar de ellas, y no es que queramos pecar de falta de originalidad, pero hoy les daremos nuestra opinión al respecto.
Ganó Chávez. El pueblo votó (esperemos no hayan botado) cansado de lo que ha tenido hasta ahora, seguro de que la única alternativa de cambio en positivo es este señor. Nosotros deseamos sinceramente que esto sea así, y que lo que venga en adelante sea mejor que lo pasado. Pero analicemos algunos datos:
Para el día de hoy se han escrutado y revisado el 99,6% de las actas (fuente: Consejo Nacional Electoral), evidenciando que votaron un total de 6.987.885 personas (63,76% de las que podían) absteniéndose de hacerlo 3.971.108 (36,24%). 6.987.885 no representa siquiera la tercera parte de la población fija de este país, pero además 450.976 personas de esas casi 7 millones, votaron nulo. Eso deja 6.536.909 votos válidos, de los cuales 3.673.581 (56,20%) fueron para el nuevo presidente, Hugo Chávez Frias. Es decir que alrededor del 15% de la población (quizás menos, pues nuestro censo poblacional no es de los más exactos en el mundo) eligió al presidente. Por supuesto que los carajitos, los extranjeros, etc. no tienen permitido votar; en ningún caso estamos poniendo en tela de juicio el triunfo inobjetable y abrumador de Chávez, pero hay que estar claros que por la razón que sea, la gran mayoría del la nación no fué la que tomó esta decisión. Inclusive, ¿qué estarían pensando los 3.971.108 votantes (cantidad superior al número de votos del candidato ganador) que no acudieron a las urnas?
De la jornada electoral que pasó, creemos prudente extraer algunos detalles que no deben dejar de ser motivo de reflexión para nuestros nuevos gobernantes:
Su triunfo es secuela del descontento popular y de las cifradas esperanzas que lograron inyectar en el ánimo de la gente, de manera que nada sería más peligroso que defraudar la confianza que se les ha otorgado.
El apoyo que tuvieron los ganadores, si bien fué mayoritario en cuanto a votos, distó en mucho de ser representativo de la totalidad o siquiera el grueso de la población, lo cual es muy bueno pues habrá gran cantidad de compatriotas que no se cuentan entre sus filas, atentos al desempeño de sus dirigentes, para reclamar malas actuaciones, de haberlas, sobre todo por la gran tensión que generaron estas elecciones, por la crisis grave que se vive y la desconfianza general que impera en el país.
La disminución del porcentaje de abstención respecto a elecciones previas, es un signo de que estamos aprendiendo a comprometernos más en las decisiones que tienen que ver con el ámbito en que vivimos, aunque es reprochable todavía, que casi 4 millones de personas no participaran en decidir la suerte que tendrá la nación en los años que vienen, siendo esta cantidad tal, que podría haber cambiado totalmente los resultados ocurridos. No podemos seguir dejando a los demás que se ocupen de nuestros asuntos.
En El Pasional estamos contentos. ¿Por qué? pues porque el pueblo lo está por el triunfo de su favorito. Porque creemos en la buena fe y voluntad de nuestro nuevo dirigente, patentes en la cordura y seriedad de sus palabras una vez elegido. Porque creemos que estamos en un punto de inflexión del cual viraremos hacia un nuevo rumbo donde todos entendamos por fin el papel que nos corresponde en la sociedad y dejemos atrás tantos aspectos negativos de nuestra idiosincracia. Porque solo en actitud positiva lograremos salir adelante y ser mejores cada día. Porque el escenario está servido para que trabajando, alcancemos estas metas. Y porque por todo lo expuesto, ahora seremos todos, quienes estaremos involucrados en que ocurra así.
Al presidente Chávez, salud, probidad e inteligencia para llevar adelante esta hermosa Patria, de la mano con su pueblo. Si así cumpliese, que Dios y la Patria le premien, sino, tenga por seguro que se lo reclamarán.